"No nos importa que nos
critiquen"
Pasado un mes desde el último enuentro en Buenos Aires Shakira y Antonio De la
Rúa volvieron a estar juntos. Esta vez, el lugar elegido fue Los Angeles, en
stados Unidos, la ciudad donde se celebraría la primera entrega de los premios
Grammy Latinos para los que la cantante colombiana había recibido cinco
nominaciones. Esta fue la excusa ideal para que la pareja pudiera compartir unos
días inolvidables.
Durante el tiempo que duró sue stadía en esa ciudad Shakira y Antonio
practicamente no se separaron. Tal como lo habían planeado, el miercoles 6, se
alojaron juntos en el hotel Le Meridien de Beverly Hills en una suite del tercer
piso que costaba 330 dólares por día.
A bodo de la misma limousina que usaron en cada uno de sus paseos y acompañados
por los dos guardaespaldas que viajaron con el hijo del Presidente desde Buenos
Aires, el lunes al mediodía Shakira y Antonio fueron a hacer una prueba de
sonido. Después, regresaron al hotel donde Shakira hizo unas pruebas de ropa y
descansó con Antonio antes de partir al hotel Beverly Hilton donde Erica García,
Alejandro Lerner y Juan Luis Guerra, entre otros, se reunirían para agasajar al
productor Emilio Estefan con una fiesta en la que el valor del cubierto era de
2500 dólares. A pesar de que practicamente no conocía a ninguno de los
invitados, Antonio se integró sin dificultad a la reunión. Sentado en una de
las mesas del lugar, era facil confundirlo con una de las tantas celebridades
del mundo de la canción que estaban a su lado. Antonio y Shakira se mimaron
durante toa la noche sin pudor. Entonces, aseguraron: "Estamos enamorasos.
No nos importa que nos critiquen.
El miércoles 13 fue la entrega de los Grammy latinos en la que Shakira recibió
dos premios Grammy. Los días siguientes los dedicaron al descanso. Comieron
comida japonesa en restaurantes de moda como el Benihana of Tokyo, visitaron
Venice Beach -la playa top del lugar-y recorrieron la ciudad en su limousina.
El sabado se quedaron en el hotel. Cerca de las once de la noche, Antonio De la
Rua llegó al aeropuerto para regresar a Buenos Aires. Junto a sus dos
custodios, subió al avión y ocupó un asiento en primera clase. En el vuelo
repasó con melancolía lo smejores momentos vividos con su novia. Ya deseaba
volver a verla. La extrañaba. Tanto que antes de llegar a Ezeiza, Antonio ya
había sacado la cuenta de cuántas horas faltaban para un posible encuentro:
demasiadas.