APASIONADO ENCUENTRO DE SHAKIRA Y ANTONIO DE LA RUA
La cantante colombiana llegó al país para conocer a sus futuros suegros, se instaló en la quinta familiar y comenzó a planear su boda.
A pesar de que mantuvieron
largas charlas telefónicas que sirvieron para aliviar la espera, Antonio de la
Rúa (26) y la cantante Shakira (23) no veían la hora de estar juntos. Por eso
el sábado a las 6:55, cuando ella arribó a Ezeiza en un vuelo de Aerolíneas
Argentinas, los ojos de Antonio recuperaron su luz.
Entonces, un beso interminable marcó el comienzo de la visita de Shakira a
Buenos Aires, una visita que seguramente ellos jamás olvidarán.
Después de asegurarse de que el equipaje de su novia estuviera cargado en su
auto —un Citroën Xsara color verde—, Antonio de la Rúa llevó a Shakira
hasta el lugar que se convertiría en el refugio ideal para la pareja: la quinta
La Esperanza, que la familia De la Rúa tiene en Villa Rosa, partido de Pilar.
Como si ya fuera parte de la familia, al llegar a la quinta Shakira fue recibida
por los hermanos de Antonio, Agustina (28) y Fernando “Aíto” de la Rúa
(24), y Juan Petracchi (29) —el marido de Agustina—, quienes inmediatamente
la invitaron a recorrer el gran parque que rodea la casa. El resto de la familia
se sumó a la reunión unas horas más tarde. Cerca de las tres, el presidente
Fernando de la Rúa (62) y su mujer, Inés Pertiné (58), llegaron en el helicóptero
presidencial desde el cual la mamá de Antonio descendió llevando una bandeja
de masitas, que serían parte de la informal bienvenida con la que su familia
tenía pensado agasajar a su futura nuera.
A pesar de que todos estaban algo nerviosos, no bien entraron a la casa los
acontecimientos comenzaron a desarrollarse en un clima de absoluta familiaridad.
Sentados alrededor de la mesa del comedor principal, todos —también
“Tonino” Mebarak (34), el hermano de Shakira— disfrutaron de un exquisito
té preparado por Inés, quien observaba con disimulo cada uno de los
movimientos de su hijo. El, por su parte, solo tenía ojos para su novia y
encontraba en cualquier comentario la excusa perfecta para abrazarla y
susurrarle palabras cariñosas al oído. “Tiene lindos ojos y modales muy
suaves”, le comentó Inés a una amiga, horas más tarde, en señal de
aprobación.
Después de tomar el té la pareja volvió a pasear por el parque, ocasión que
Antonio aprovechó para estrenar el poncho que su novia le había traído de
regalo. Integrada a la familia, Shakira llevó en brazos a Sol (3), la sobrina
del hijo del Presidente, y detuvo su marcha para jugar con ella cada vez que la
pequeña se lo pidió. Antes de que terminara el paseo Fernando de la Rúa, su
mujer, su hijo Aíto, Juan Petracchi y Tonino se apartaron del grupo para ir al
supermercado Jumbo, de Pilar, donde compraron carne y verduras para el asado de
la noche. “Quiero dejar en claro que esta reunión no tiene ninguna relación
con un compromiso o algo que se le parezca" —dijo Inés Pertiné—.
Simplemente fue una presentación oficial. Una reunión íntima.
Al caer la tarde, el hijo del Presidente y la cantante colombiana entraron a la
casa para disfrutar de su intimidad. Sentados en uno de los sillones del living,
al calor del hogar, pudieron conversar por primera vez a solas y confesarse cara
a cara todo lo que en las últimas semanas solo habían podido decirse por teléfono.
Entonces, entre mimos y abrazos, el hijo del Presidente le propuso casamiento a
su novia, quien aceptó con alegría. “Nos casamos”, repitió ella para que
no quedaran dudas de su decisión, y juntos acordaron que la boda se haría
antes de fin de año y que desde entonces jamás volverían a separarse.
El domingo Antonio y Shakira se despertaron pasadas las once de la mañana y al
mediodía disfrutaron de un asado en familia. A la tarde, Shakira recibió al
grupo de fans Luz de Luna, que la había acompañado desde Ezeiza y que en ese
momento esperaba en la puerta de La Esperanza. El portón verde se abrió y tres
custodios llamaron a los diez miembros del club para que pasaran a saludar a su
ídola. En el jardín aledaño al caserón rosado Shakira acariciaba la cabeza
de Antonio. Cuando ellos entraron, el hijo del Presidente los saludó con la
mano y los dejó en compañía de su novia. “Ella siempre nos recibe y sabíamos
que esta vez no nos iba a defraudar. Es única y es una persona maravillosa. Se
sacó fotos con nosotros y nos dejó filmarla, y eso que esta vez fue más difícil,
porque no estaba en su casa”, comentaron los chicos al salir.
Más tarde Antonio ensilló dos caballos y salió a cabalgar, primero con un
amigo y después con su novia. Deseosa por conocer las tradiciones y costumbres
argentinas, Shakira se acercó hasta el lugar donde un peón ordeñaba una vaca.
Con asombro, observó cada uno de sus movimientos y prometió hacerlo ella misma
la próxima vez. En ese momento Antonio recordó que en varias oportunidades su
novia le había expresado su deseo de aprender a bailar el tango y, ansioso por
complacerla en todo, le propuso salir a bailar esa misma noche.
Cerca de las once y media Antonio, Shakira, Agustina, Juan y Tonino llegaron a
la escuela de tango Torquato Tasso, en San Telmo, donde fueron recibidos por uno
de sus dueños, Hernán Greco. Como si fueran clientes anónimos, se ubicaron en
una de las mesas y ordenaron pizza, vino tinto y champagne. Gentil y galante,
durante toda la noche Antonio estuvo pendiente de su novia: le acercó la silla
cada vez que ella se sentó a la mesa, le dio de comer en la boca y, antes de
retirarse, le colocó su abrigo en los hombros. Después de comer la pareja
ensayó sus primeros pasos de tango con Chiche y Martha, los profesores del
lugar. Naturalmente dotada para el baile, Shakira no tardó en aprender un nuevo
ritmo; Antonio, en cambio, tardó un poco más en atreverse a salir a la pista.
Recién cuando se sientieron seguros se animaron a bailar juntos al compás del
tango La Tablada, interpretado por la orquesta de Rodolfo de Biaggi. Luego
volvieron a la mesa. “Tenía muchas ganas de venir —dijo Shakira a CARAS—.
Extrañaba mucho a Antonio. Son todos muy cálidos conmigo y me hacen sentir muy
bien. He oído hablar del tango en todas partes del mundo y quería aprender a
bailarlo, aquí, en la Argentina, y con Antonio. Hoy lo logré y soy feliz. Soy
feliz por eso y porque antes de fin de año voy a casarme con Antonio. Todavía
no puedo creerlo.”
Antonio se limitaba a observarla. El también estaba feliz y no hacía nada por
ocultarlo. Quienes lo conocen son conscientes de que hay un antes y un después
en la vida del hijo del Presidente; ellos saben que su vida cambió el 11 de
mayo, cuando los presentaron en el sector vip del complejo gastronómico Buenos
Aires News, luego de que él asistiera a uno de sus recitales en el Luna Park.
Ese día el flechazo fue mutuo. Después vinieron los viajes a Bariloche, a
Miami. Por esos días Fernando de la Rúa comentaba: “Parece que a mi hijo le
picó en serio el bichito del amor”, mientras Nidia y William Mebarak —los
padres de Shakira— cenaban con su hijo.
Antonio volvió a la Argentina a continuar con su trabajo y Shakira, que ya
lleva vendidas 16 millones de placas, se dedicó de lleno a preparar su próximo
disco. Su compañía discográfica, Sony, eligió los estudios de grabación
Compass Point, ubicados en Nassau, Bahamas. En ese paraíso donde grabaron entre
otros los Rolling Stone, volvieron a encontrarse el 14 de julio.
Nuevamente fue Antonio el que viajó a verla y otra vez los padres de Shakira y
su hermano Tonino fueron testigos del encuentro de amor. El hijo mayor de De la
Rúa no quiere hablar demasiado de la relación, aunque confesó: “Siempre me
gustaron sus temas. Trato de hacer mi vida, de resguardarme yendo a lugares
tranquilos. Si tengo fama o soy protagonista no son temas que me preocupen.
Estoy muy relajado y llevo muy bien esto que me pasa. Siempre trato de aferrarme
a mi familia y a mis amigos. Ser hijo del Presidente no es una carga para mí.
Al contrario, es un placer. ¿Cómo es Shakira en la intimidad? Una gran
persona. Tiene muchos sentimientos, muchos valores. Somos una pareja normal,
como cualquier otra. Ella es famosa pero tiene los pies bien puestos en la
tierra y eso la hace tener un trato normal con la gente. Es humilde, accesible y
eso me hace sentir muy cómodo. Estoy muy enamorado de ella y como la mayoría,
pienso en el momento de formar una familia”.
El fin de semana terminó para los De la Rúa con sabor a felicidad. Después de
los días compartidos no quedaban dudas: la familia había aprobado el noviazgo.
Para confirmarlo, Aíto, gran compinche de su hermano, aseguró: “Conocí a
Shakira en un recital, pero ahora pude tratarla más y comprobar que lo que me
había dicho mi hermano era verdad: es una mujer inteligente, simpática y muy
agradable. A mis padres también les cayó muy bien”. A su lado, tan contento
como él, el hermano de Shakira agregó: “Los De la Rúa son una familia
encantadora y estamos muy contentos de estar aquí. La verdad es que nos hacen
sentir como si fuéramos parte de su familia”.
Por ahora, no hay mucho más para agregar, el destino y ellos mismos escribirán
el próximo capítulo de este apasionante romance. Mientras tanto, Antonio y
Shakira disfrutan de su amor y hacen lo imposible por vivirlo como una pareja más.
Aunque a veces les cuesta lograrlo.